domingo, 31 de mayo de 2009

Los tesoros imposibles***

Ayer pasé por ese viejo banco oxidado en el que nos encontrábamos cada viernes a la misma hora, ¿te acuerdas? Nos contábamos cómo nos había ido la semana, lo mucho que nos habíamos echado de menos, planeábamos lo que haríamos en próximas semanas...juntos. Al pasar por ahí me invadió una mezcla de nostalgia, alegría y tristeza. Algo extraño. Nostalgia porque fue una época feliz para mí, alegría porque, aunque me costó, me di cuenta de cómo eras realmente, y tristeza porque, aunque me duela admitirlo, desde entonces no he vuelto a ser yo.
No te echo de menos. Ya no. Echo de menos lo que sentía, lo que sentías, las palabras, los gestos, los detalles... Trato de pasar página, pero no puedo olvidar, o quizás no quiero olvidar. Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte, y yo me he fortalecido mucho después de haberte conocido, pero aún así soy humana, y mis sentimientos me delatan cuando empieza a funcionar la neurona de la memoria.

Al parecer, estoy buscando un tesoro imposible...

"Duele llorar cristales cuando se congela el agua de los lagrimales"


1 comentario:

Perdida dijo...

Lo cierto es que yo también siento que hay situaciones, gestos, lágrimas, sonrisas, brillos en la mirada, palabras, acciones, contradicciones razón-corazón que recuerdo, después de tiempo...son cosas que están ahí, siempre, aunque prentendamos obviarlas para, con ello, olvidar.

Y todo esto nos fortalece, nos hace más nosotros, menos vulnerables, mientras los recuerdos...nos hacen sonreir tontamente...:)